jueves, 11 de diciembre de 2008

LA MALDICIÓN DEL CASTILLO

Érase una vez un niño llamado Alejandro, que fue a pedir golosinas con sus amigos una noche de Halloween.
Alejandro iba disfrazado de vampiro, Germán llevaba una manta que le servía como disfraz de fantasma, Daniel iba disfrazado de brujo, y el gracioso de Raúl, que iba disfrazado de Frankestein.
Cuando llegaron las 23:45, Alejandro y sus amigos llegaron a las afueras de la ciudad, donde había un gran castillo.
-¡Un castillo!-grito Daniel asustado.
-Eh, chicos. ¿Habéis oído la leyenda?-pregunto Germán.
-¡Que leyenda!-exclamo Raúl.
-Escuchad, todo empezó el 31/10/87, en un castillo donde una mujer había sido sospechosa del asesinato de su marido. Ese mismo día fue un señor a verla, muy parecido a su marido. En realidad era él, no había muerto, pero su mujer intento matarle. Entonces, a las 0:00 de la noche… su marido se vengó y la mató.
-¡Ahhhhh!-grito Alejandro.
Pero entonces dijo Raúl; chicos tengo una idea. ¿Por qué no vamos a ese castillo?
-Es muy arriesgado-dijo Daniel.
-Chicos estamos en Halloween, ¡así que vamos a entrar ahí y vamos a acabar con esa maldición! -dijo Germán.
-¡Siiiiiiiiii!, dijeron todos.
Entramos al castillo, estaba muy sucio y parecía abandonado.
-Está muy sucio y oscuro-dijo Daniel.
-¡Esperad! Tengo una linterna-dijo Alejandro.
-¡Pues enciéndela!-grito Raúl.
Pero no eran conscientes que delante suya estaba…-¡Ahhhhh!-gritaron todos desesperados.
-¡Es el cadáver de la señora!-grito Raúl.
Esperad todos, esta señora al parecer se llamaba… ¡La Sra. Rosa!
-¡Tengo miedo!-dijo Raúl. Es la profe está muerta-dijo.
De repente… ¡Plof! .La puerta se cerró y se quedaron encerrados.
-Chicos, ¿Dónde está Daniel? –dijo Alejandro.
-¡El cadáver tampoco está!-dijo Raúl asustado.
-¡Chicos que no cunda el pánico!-grito Germán.
-¡Eh! Raúl, ¿Ese que hay en la calle no es Daniel?-dijo Alejandro.
-¡Ay madre! Está con el cadáver –dijo Raúl.
Entonces Germán derribó la puerta y bajaron corriendo.
Justo cuando la profe iba a enterrar vivo a Daniel, Raúl tiró la calabaza de caramelos a la cabeza de la muerta, haciendo que caiga al hoyo, y la enterraron.
-Me habéis salvado –dijo Daniel.
-¡Misión cumplida!, ¡hemos acabado con la maldición del castillo!-dijo Germán.
-¡Nunca olvidaré este Halloween!-dijo Daniel.
-¡Somos inseparables!-dijo Alejandro.
-¡Amigos hasta el final!-Gritaron todos.

Alejandro Martínez Navarro

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